Se diferencian cuatro clases:
· Interjecciones imitativas: las formadas onomatopéyicamente, es decir, las que imitan ruidos de la realidad. Por ejemplo: (¡chas!, ¡plaf!)
· Interjecciones expresivas: las que el hablante utiliza para exteriorizar sentimientos: sorpresa, indiferencia, dolor, rechazo, indignación, alegría, etc. Por ejemplo: (¡oh!,
¡ah!, ¡ay!)
· Interjecciones apelativas: las que se utilizan para actuar sobre la voluntad del receptor. Por ejemplo: ( ¡eh!, ¡aúpa!)
· Interjecciones formularias: las que se usan como fórmula de saludo, despedida, cortesía, protesta, etc. Por ejemplo: (¡adiós!, ¡enhorabuena!)